sábado, 25 de mayo de 2013

Princesas de cuento.


¿Recuerdas cuando eras pequeña y creías en los seres fantásticos? Cuando uno de nuestros mayores sueños era vestirnos como las princesas de los cuentos. Cuando pensábamos que algún día alguien llamaría a nuestra puerta vestido de príncipe azul y nos invitaría al baile que organizaban sus padres, los reyes del reino. Y que nos imaginábamos a nosotras mismas vestidas de princesas, con largos vestidos de can-can y con guantes de seda cubriendo los brazos hasta el codo. Con unos pequeños tacones y que, quizá, tu príncipe te pondría tu zapato de cristal en el pie, tras habérsete caído a medianoche en el palacio.

La gran mayoría nunca llegará a ser una princesa como las de los cuentos que leíamos. Y, en caso de que alguna llegase a princesa, estoy segura de que no sería la clase de princesa que se había imaginado con tan solo, ¿seis años? Pero, seas o no una princesa, nunca está de más jugar a imaginar.

Independientemente de que sea una princesa o no, a mí, ahora, me gusta seguir recordando de vez en cuando  aquel tiempo en el que las hadas, las princesas y demás seres fantásticos nos mantenían ocupadas la mayor parte del tiempo.

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